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12 diciembre, 2016INTELIGENCIA Y EMOCIONES: UNA PAREJA DE HECHO
Empecemos contando brevemente la historia de estos dos tortolitos:
- Hasta 1969, la inteligencia y las emociones no se percataban la una de la otra, pertenecían a campos de estudio separados entre si.
- De 1970 a 1989, empiezan a coquetear y Howard Gardner esboza la teoría de la Inteligencias Múltiples.
- De 1990 a 1993, recibieron el flechazo de unos cupidos llamados John Mayer y Peter Salovey que crearon el concepto de Inteligencia Emocional.
- De 1994 a 1997, Daniel Goleman consigue que se popularice su relación convirtiendo a la pareja en portada de todas las revistas.
- Desde 1999, Rolando Toro da un giro de tuerca al concepto con la expresión “Inteligencia Afectiva” que aporta una direccionalidad a las habilidades de la Inteligencia Emocional. Este maestro de ceremonias dotó de un nuevo significado a la pareja.
INTELIGENCIAS MÚLTIPLES
Quizá el autor que más ha ensanchado lo que consideramos inteligencia ha sido Howard Gardner con su teoría de las Inteligencias Múltiples.
Plantea que no existe una única inteligencia que agrupa distintas capacidades si no que existen muchas inteligencias diferentes e independientes:
- Inteligencia lingüística
- Inteligencia lógica-matemática
- Inteligencia espacial
- Inteligencia musical
- Inteligencia corporal cinética
- Inteligencia intrapersonal
- Inteligencia interpersonal
- Inteligencia naturalista
- Inteligencia existencial
Gardner define la inteligencia como la «capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas» y considera que todas las personas poseemos todas las inteligencias en mayor o menor medida.
Descarta la existencia de una inteligencia general que englobe o coordine todas las demás, poniendo como metáfora el funcionamiento de un cuarteto de cuerda en el que los instrumentos se apoyan entre sí y no el de un director de orquesta que organiza los diferentes instrumentos.
INTELIGENCIA EMOCIONAL
La Inteligencia Emocional se suele referir a la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos.
Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional engloba cinco capacidades:
Conocer las emociones y sentimientos propios.
- Manejarlos.
- Reconocerlos.
- Crear la propia motivación.
- Gestionar las relaciones.
Considera que condiciona el éxito de una persona mucho más que el tradicional concepto de inteligencia que se refiere sólo a los aspectos cognitivos, como por ejemplo la memoria y la capacidad de resolver problemas.
La Inteligencia Emocional, haría referencia a las Inteligencias Intrapersonal e Interpersonal del modelo de Inteligencias Múltiples.
LA TERAPIA CENTRADA EN LAS EMOCIONES
Otra aportación relevante al campo de lo emocional (aunque no directamente referida a la inteligencia) es la visión de Leslie Greenberg que diferencia cuatro experiencias:
- Emoción primaria adaptativa: son las primeras que experimentamos ante un estímulo cuando resultan saludables y valiosas.
- Emoción primaria desadaptativa: siguen siendo sentimientos básicos y primarios pero en este caso no son sanos. Se suelen basar en un aprendizaje previo, en muchas ocasiones traumático.
- Emoción secundaria: son aquellas que surgen a consecuencia de otra emoción (suele ocurrir cuando las centrales se ocultan, no se perciben o no son aceptadas).
- Emoción instrumental: aquellas utilizadas por los beneficios que pueden llegar a aportar (manipuladores).
Según su teoría, podemos transformar las emociones desde la emoción misma. Para ello es esencial reconocer el tipo de emoción que estamos sintiendo, lo que nos está diciendo y decidir cuál es el rumbo de acción.
Los pasos de ese Proceso Emocional Básico son:
1. Ser consciente de tus emociones.
2. Dar la bienvenida a tu experiencia emocional.
3. Describir tus emociones con palabras (ponle nombre).
4. Identificar tu experiencia primaria.
5. Evaluar si un sentimiento primario es saludable o no.
6. Identificar los pensamientos destructivos que acompañan a la emoción desadaptativa.
7. Encontrar emociones y necesidades adaptativas alternativas.
8. Transformar la emoción desadaptativa y los pensamientos destructivos.
INTELIGENCIA AFECTIVA
Llegamos a la aportación que nos ofrece el ingenio creador de Rolando Toro: la Inteligencia Afectiva.
Aunque muchos autores tratan a la Emocional y la Afectiva como sinónimos, Toro aporta una visión ética diferenciadora.
La Inteligencia Afectiva sería “la inteligencia puesta al servicio del amor, de la felicidad y de la alegría de vivir” (R. Toro).
Esta visión trasciende la tradicional consideración de la Inteligencia Emocional como un conjunto aséptico de habilidades que se pueden utilizar tanto para objetivos benefactores como dañinos. Por ejemplo, habitualmente se consideraría “inteligente emocionalmente” a una persona que consigue manipular a otras desplegando sus habilidades empáticas (un vendedor que se aprovecha de tus necesidades o un líder que somete a un pueblo). “La inteligencia emocional es una inteligencia de astucia, no de amor” (R. Toro).
Podríamos decir que “Inteligencia Afectiva” es lo mismo que “Inteligencia Emocional utilizada desde parámetros éticos”.
LA BIODANZA DESARROLLA TU INTELIGENCIA AFECTIVA
Lo mejor de todo es que podemos aumentar la inteligencia afectiva, casi sin darnos cuenta, mientras lo pasamos fenomenal.
La Biodanza hace una labor silenciosa que pulsa en todas las teclas necesarias para que orientemos nuestra inteligencia hacia la felicidad. Acaricia nuestras emociones, instintos y células para transformarnos permanentemente.
¿Qué hay que hacer para crecer en inteligencia emocional y afectiva?
Vamos a presentar los tres pasos básicos que ilustran la mayoría de los autores y cómo actúa la Biodanza en cada uno de ellos:
- Percibir y aceptar las emociones.
- Entenderlas.
- Regularlas.
- Percibir y aceptar las emociones
El primer paso es permitirnos sentir lo que estamos sintiendo.
Algo que parece obvio pero que es el inicio de todas las dificultades de integración emocional.
Sobre esto parecen estar de acuerdo, aunque con diferentes expresiones, la gran mayoría de autores y corrientes psicológicas (cognitivo-conductual, psicoanálisis, humanista, positiva, gestáltica, budista, terapia de aceptación y compromiso, terapia centrada en las emociones…).
De la misma forma que no podemos salir de una habitación sin antes haber entrado en ella, no podemos dejar de estar tristes si antes no hemos dado “la bienvenida” a esa emoción aunque sea desagradable.
La Biodanza nos sensibiliza, nos ayuda a hacernos amigos de nuestra propias emociones y disuelve todas las “falsas defensas” que nos llevan a pelearnos con lo que estamos sintiendo, evita las evitaciones. Es un sistema basado en la vivencia “experiencia vivida con gran intensidad por un individuo en el momento presente, que compromete la cenestesia, las funciones viscerales y emocionales.”(Toro, 2000).
La absoluta integración entre movimiento, música, grupo y ejercicios que se da en la sesión de Biodanza deja pocos huecos para escaparnos de sentir.
Entenderlas
El siguiente paso es captar el mensaje ayudador que se esconde en cada emoción.
Las emociones y sentimientos son una valiosa brújula en nuestro viaje de y hacia la felicidad. La tristeza nos avisa de una pérdida, el enfado de que nos están faltando al respeto, el miedo de que debemos sopesar con prudencia una acción…
La sesión de Biodanza tiene dos fases integradas entre sí, que actúan sobre el sistema nervioso autónomo, la simpático-adrenérgica (con ejercicios-danza que inducen estados de alerta) y la parasimpático-colinérgica (de placidez o tranquilidad).
Principalmente en esa segunda fase se dan diferentes procesos de trance (pasaje de un estado de conciencia a otro) y regresión (percepción de sensaciones y emociones similares a las que se experimentan poco antes y después de nacer).
El resultado de todo ello es que la Biodanza nos produce una expansión de conciencia, es decir, nos abre nuestra forma de percibir y entender el mundo (interno y externo).
Lo vivido en Biodanza nos permite dotar de otro significado, más rico, a nuestras emociones y a nuestra vida.
Regularlas
El último paso sería actuar de una forma que sea beneficiosa para mí y para mi entorno.
Eso es en lo que consiste la regulación, que no hay que confundir con intentar “controlar”, “dominar” o “taponar” nuestras emociones, sino con establecer una sinergia entre la energía y el mensaje que nos aportan para pasar a la acción de forma saludable.
En todos los ejercicios de Biodanza existen tres normas básicas que orientan esta acción:
- Progresividad (para que cualquier acción o transformación resulte orgánica)
- Autorregulación (para que sea beneficiosa para nuestra persona)
- Feedback (para que sea coherente y positiva para las demás personas y la naturaleza).
Con esas tres claves y un largo elenco de ejercicios enfocados al desarrollo de nuestros potenciales, la Biodanza nos facilita que nuestros actos estén tamizados por el amor y una entusiasta apuesta por la vida.
¿Te gustaría comprobar los beneficios de la Biodanza? Descubre dónde puedes practicarla
- Autor: David Díez Sánchez (Director de la Escuela de Biodanza SRT Madrid Centro)
- Fecha de primera publicación: 11/07/ 2011
1 Comment
Muchas gracias por este artículo interesante, condensado y beneficcioso.